martes, 14 de junio de 2011

Reflexiones de Autoestima


Mi declaración de autoestima
Lo siguiente se escribió en respuesta a la pregunta de una niña de 15 años: «¿Cómo me puedo preparar para una vida plena?»
Yo soy yo.
En todo el mundo no hay otro exactamente como yo­­­­­­­­­­­­.  Hay algunas personas que tienen algunas partes parecidas a las mias, pero nadie es exactamente como yo.  Por eso, todo lo que resulta de mí es auténticamente mío porque yo lo escogí sola.
Poseo todo lo que hay en mí: mi cuerpo, incluyendo todo lo que hace; mi mente, incluyendo todos mis pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo las imágenes que tienen; mis sentimientos, cualesquiera que sean: ira, gozo, frustración, amor, desilusión, emoción; mi boca y todas las palabras que de ella salen: corteses, dulces o ásperas, correctas e incorrectas; mi voz, alta o baja; y todas mis acciones, ya sean para mí misma o para los demás.
Soy dueña de mis propias fantasías, de mis sueños, de mis esperanzas, de mis temores.
Soy dueña de todos mis triunfos y éxitos, de todos mis fracasos y equivocaciones.
Puesto que poseo todo lo que es mío, puedo llegar a conocerme íntimamente.  Al hacerlo puedo amarme y ser amistosa conmigo en todo mi ser.  Entonces puedo hacer posible todo lo que está en mí, a favor de mis mejores intereses.
Sé que hay aspectos acerca de mí que me desconciertan, y otros que no conozco.  Pero en la medida en que soy amistosa y amante conmigo misma, puedo valientemente y con esperanza buscar las respuestas para lo que no entiendo, y de esa manera descubrir más sobre mí.
Sin embargo, soy yo misma cuando miro y sondeo lo que quiera que diga o haga, y lo que quiera que piense y sienta en un momento dado.  Esto es auténtico y representa donde estoy en ese momento en el tiempo.
Cuando más tarde reviso como miré e impresioné, que dije o hice, y cómo pensé y sentí, puede parecer que algo no calza.  Puedo descartar aquello que no se ajusta debidamente y quedarme con lo que he probado que se ajusta, e inventar algo nuevo para lo que he descartado.
Puedo ver, oir, sentir, pensar, decir y hacer.  Tengo las herramientas para sobrevivir, para estar cerca de los demás, para ser productiva, para obtener sentido y orden del mundo de personas y cosas que hay fuera de mí.
Soy dueña de mí misma, y por eso puedo dirigirme.  Yo soy yo, y estoy bien.

Virginia Satir

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